Mi padre, don Patricio García Baños, era un caballero de Murcia . - "¡ De Murcia Capital"-, repetía siempre con orgullo. Cuando nací, me fue a presentar brazos en alto a la Virgen de Montserrat , que era lo más parecido que había en su tierra de adopción a su querida Virgen de la Fuensanta, a cuyo Monasterio llega el olor de azahar de los limones de la huerta murciana. Cerca de allí está el cementerio de Algezares, donde descansa junto a su enamorada Encarnita. Su toque gentil al ala del sombrero al saludar a una dama era toda una lección de elegancia.
Honor intachable, pulcritud, lealtad, esfuerzo, generosidad y confianza en la palabra dada eran algunos de sus grandes valores. Trabajó de forma impecable durante 25 años como cadre o mando intermedio en Solvay , una multinacional belga en Barcelona. Prefirió que al jubilarse le regalaran unos buenos prismáticos que un reloj de oro, -"que de todas maneras iba a ser chapado" - , dijo con sorna. Todavía los conservo, aunque se desconcharon tan fácilmente como habría ocurrido en el caso del reloj.
En los últimos años de su vida, recuerdo que solía repetir con tristeza al llegar a casa: -«Esta empresa ya no es lo que era»-, decía refiriéndose a su creciente deshumanización ya en la década de los setenta, hace ahora cincuenta años.
En cierta ocasión, fui a visitar como consultor la empresa donde había trabajado mi padre en la calle Mallorca de Barcelona, y al observar el típico póster con "Our Values" , hice notar a mis interlocutores: –¡Ah, así que tenéis unos valores corporativos, qué bien! –dije con una mezcla de agrado y sorpresa. –Bueno, son «los de siempre» –respondió con indiferencia y con gesto de entrecomillado con los dedos uno de los directivos señalando el póster. En el se podía leer: calidad, equipo, liderazgo y cliente. Más manido ya no podía ser. Ahora ya no tienen "values", ahora tienen "purpose".
Pero que desverguenza!😂